miércoles, 26 de agosto de 2009

Los pequeños placeres

Cuando encendemos la televisión, o compramos una revista de moda, o hablamos con la gente, parece que solo hay dos cosas que produzcan placer al ser humano, el sexo y la comida. Es más, hablando hoy con alguien, comentándole la idea de publicar esta entrada, me dijo... ¿pero hay algo más?
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No es la única opinión al respecto que he recolectado. Un buen amigo me dijo una vez que el mundo solo se mueve por (y cito textualmente) "la jodienda y el dinero".

Otro ejemplo sería el tema de las tartas de que hablamos el otro día. En mi caso, los placeres en mayúsculas están restringidos a la comida (no precisamente al queso), el sexo y el sueño, y no necesariamente por este orden. Pero hay muchos más placeres en los que no reparamos, que solo echamos de menos cuando no los tenemos.

¿Quien no ha bebido un buen vaso de agua fresca cuando está muerto de sed? (Ping... no es válido, porque entraría en la categoría "comida"... o no... yo creo que no, pero está sujeto a interpretaciones).

Pero hay otros... entrar en un local climatizado cuando fuera hay 40 grados a la sombra, acariciar a un perro, hablar con un amigo, dar un paseo en barca en un lago tranquilo, darse un chapuzón en verano, ver a tu hijo pasarlo bien, una buena película, un buen libro, escuchar música, la sensación que se tiene después de media hora de footing (ya se, droga natural)... ponerse ropa seca después de un chaparrón... o una manta en una noche fría de invierno... la lista sería interminable. Seguro que leyendo esto se os ocurren un montón más.

Pero lo dicho, cuando disfrutamos de esos pequeños deleites no reparamos en la suerte que tenemos de poder disfrutarlos. Y cuando no podemos disfrutarlos los echamos muchísimo de menos.

Así que mi recomendación de hoy: Debemos ser conscientes de cada momento, de cada pequeña satisfacción que nos damos. Así las valoraremos mucho más, y las disfrutaremos más aún. No como mi perrita que cuando le daba un quesito no pasaba por la lengua, pasaba directamente al estómago. No creo que lo disfrutase en lo que valía (el queso es un mal ejemplo, porque ya he comentado que no me gusta, pero a ella sí), y si algún día se hubiera parado a disfrutar del quesito, seguramente las veces siguientes lo hubiera comido más despacio.

Pues nada, a disfrutar.

domingo, 23 de agosto de 2009

Aguanta, mujer

Ayer hubo otra reunión social. Pinchos, aire libre, avispas... los pinchos al aire libre, bien. Las avispas ya no tanto... me dan mucho respeto. Avispa que venía, gente que se iba, yo el primero. Ya se, diréis que no hacen nada.
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Pero tengo dos huellas virtuales en mi hombro de tiempos pasados de una avispa que se despistó, se metió en la manga de la camisa, y cuando no pudo salir me echó a mi la culpa, y dos picotazos. Así que no hacen nada hasta que hacen. Bueno, a lo que iba:

No recuerdo bien como salió el tema, pero una de las mujeres que estaban allí comentó que si quieres a alguien (una relación de pareja) tienes que aguantar.

¿Aguantar que? No llegó la conversación a tanto, pero estoy seguro que en nombre del amor habría justificado todo.

El ejemplo eran los ronquidos. Conozco a una pareja que se separó porque él roncaba mucho y ella no lo soportó.

-"Sería que no le quería" se afirmó.

No estoy de acuerdo. Al contrario de esas mujeres educadas en el esclavismo, no creo que el amor "lo soporte todo". El amor está muy bien y todo lo que queráis, pero no es el justificante universal de todo tipo de situaciones, y no entro ya en las tropelías.

Hay (no creo que haya estadísticas al respecto, pero imagino que son muchas) parejas que se divorcian y se separan aun queriéndose.

Quizás sea la expresión. No creo que la palabra "aguantarse" sea afortunada. Aguantarse tiene una connotación no recíproca. Solo se aguanta uno. Y en mi opinión, hay que ser flexible, acercar posturas, pero no aguantarse. Si te aguantas y la otra parte no pone de su parte, ahí hay algo que no funciona. Quizás me repita mucho, pero para mi es algo obvio. O los dos son flexibles, o rompemos la baraja. Ceder sí, pero por las dos partes. Cargar uno solo con el problema, no. Cuando dos se quieren pueden ser amantes. Pero ser amantes no significa ser esclavos, ni por un lado, ni por otro.

Si aguantamos y justificamos acabaremos tragando con todo. Es lo mismo que piensan las mujeres maltratadas (y no solo físicamente). "Hay que aguantar, porque le quiero". Conozco una mujer, que cuando su marido le puso la mano encima, llamó a la policía. Por esa llamada, ella sí que tuvo que aguantar, morritos de su padre y su madre y presiones varias, porque no aguantó. "Si le quieres, tienes que aguantar". ¡¡Cuanto daño ha hecho a muchas mujeres esa frase!!.

Las relaciones, al menos en occidente y en el siglo XXI (no digo nada de Afganistan o España años 60, esas son otras realidades) deberían ser enriquecedoras, y tienen su razón de ser solo para estar mejor acompañad@ que solo. Si cambiamos el juego de las palabras y vas a estar mal acompañad@, entonces lo dicho, mejor estar sol@, por mucho que haya amor. Y pongo la arroba(@), porque aunque la mentalidad de aguantar con todo, tradicional y socialmente se atribuye a las mujeres, algún caso de hombres hay. Sin embargo, la inmensa mayoría de las veces es la mujer la esclava. Y generalmente, el machismo a que atufan esas relaciones es justificada y aceptada por la parte femenina, y no solo por una pequeña parte. Como comprobé en ocasiones como ayer, grandes porciones de la sociedad femenina lo aceptan. Es triste y paradójico que gran parte de la culpa del machismo esté originada en el colectivo femenino, pero triste o no, paradójico o no, es así.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Meando en el árbol con cara de pico

En general, la mayor parte de las personas nos creemos superiores a los animales, o a nuestros antepasados homínidos. Hemos aprendido a hablar, a hacer fuego (bueno, eso solo algunos), a hacer cuentas complicadas (eso los menos), pero hay algo que no ha cambiado: Todavía hay mucho humano que sigue "meando en el árbol", y mucho que pone "cara de pico". Algunos hacen las dos cosas a la vez y "mean en el árbol con cara de pico". ¿a que me refiero con esas expresiones?
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Los animales tienen rituales absolutamente para todo. El cortejo, la caza, quien es el líder en el caso de manadas o grupos y en las peleas. Hay rituales para ver quien come primero, cual es el territorio de cada uno, o que criterio prevalece. Por poner un ejemplo, es muy difícil que los lobos se hagan daño en las luchas para determinar quien manda. Cuando el perdedor entiende que ha perdido, se somete, y el vencedor no le hará ningún daño. En la época de celo, algunas aves hinchan el buche para impresionar a las hembras de su especie. El buche mayor es el que al final se lleva el gato al agua. Para que luego digan que el tamaño no importa, el tamaño también es primitivo.

En el caso humano también hay rituales, algunos igual de toscos que estos que acabo de describir, y otros, aunque no lo parezca, más aún.

Lo más lógico, ya que hemos aprendido a hablar sería eso, hablar. Pero la gente se acostumbra a poner encima de la mesa su instinto primitivo solo y exclusivamente para no tener que enfrentarse a según que situaciones, y tira de rituales. Recuerdo alguien próximo que para mostrar a su pareja su enfado no le hablaba ni le decía nada. Le trataba con normalidad, pero cocinaba comidas que no le gustaban. Él entendía el mensaje más o menos y se cabreaba, pero no tenía claro por qué. Lógico, porque la percepción extra-sensorial todavía no la tenemos muy desarrollada.

Cuando la gente se enfada, sin ninguna pretensión posterior, suelen dejar de hablarse. Al cabo de unas horas/días cuando ya han lucido bien su buche, cuando han meado en el árbol a ver quien llega más arriba, acaban hablándose y para lo único que ha servido el ceremonial es para que perdieran un montón de días "enfadados", días que no recuperaran, porque el amanecer de hoy ya no se repetirá. Eso si la situación no se convierte en permanente.

¿No sería más sencillo hablar? Pues va a ser que no. Hablar exige enfrentarse a la situación, y hablando es posible que el tema acabe en lugares en los que no quiere una o ambas partes que termine. Si es así... ¿para qué los rituales? ¿para que los teatros y las ceremonias? ¿qué se pretende conseguir? Con los rituales generalmente no se consigue nada más que un equilibrio precario y dejar la porquería debajo de la alfombra. El problema no se habrá solucionado y seguirá ahí. Al final, los consejeros matrimoniales son los únicos beneficiados de que se tire de "caras de pico" y no se hable. Y algo que se podía hablar sin tapujos ni problemas, tenemos que contárselo a un extraño previo pago, porque no tenemos la suficiente valentía de enfrentarnos a los problemas nosotros solos.

Es lo mismo que "los castigadores": Un viejo amigo, cuando éramos jóvenes e íbamos de "ligoteo" a la discoteca, solía decir que "a las mozas hay que castigarlas". No se refería a nada físico (no sería mi amigo), sino a hacerse los duros, los indiferentes. El macho es el que impone su criterio y es el que manda. Por dentro puedes estar babeando, deseando estar con alguien, o te pueden temblar las piernas, pero no, hay que hacerse los duros, porque si no te haces el duro, no te encuentran interesante.

Es algo gracioso, y que tenía olvidado, lo de los ceremoniales. Pero hoy me han vuelto a la cabeza, porque me he dado cuenta de que los sigo presenciando en diferentes lugares. La gente sigue en los suyos. Sigue utilizando los rituales en vez de sentarse y hablar alto y claro. Dejan la evolución para seguir en el estado primitivo. Es más cómodo, pero desde luego mucho menos efectivo. Si las cosas se hablan y se actua en consecuencia, se conseguirá algo, lo que sea, bueno o malo, pero algo. Cuando se mea en el árbol, solo para ver quien mea más arriba, o simplemente para mostrar a la otra parte tu disgusto, y más aún cuando a la otra parte le resbala, lo único que consigues es con un poco de mala suerte, mancharte los pantalones, o que te los manchen. Y así nos va.


martes, 18 de agosto de 2009

La tristeza o la voluntad doblegada

Vi hace unos días un vídeo de un pescador, un pescador de caña. En ese vídeo ese pescador doblegaba la voluntad de un enorme pez gato de creo que fueron 25 kilos. El pescador en cuestión es buena gente, y devolvió el animal vivo al río, donde podrá vivir bastante más tiempo en libertad.
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La pesca duró más de media hora. De hecho no vimos el vídeo completo porque hubiera sido monótono y aburrido. Como el pez tiraba, el pescador soltaba sedal, que luego recogía, y un poquito más. El pez, esfuerzo tras esfuerzo, iba viendo que cada vez estaba más lejos de su libertad, y más cerca de la orilla y de la superficie del agua, y lo que es peor, cada vez más cansado, con menos ganas de luchar, y con más ganas de ceder.

En otro lugar, y de forma paralela, un joven potro, que nunca ha sido montura de nadie y siempre ha estado suelto, es ensillado por el instructor para que pueda ser montado. El potro no quiere que le pongan la silla, y cuando el adiestrador se le sube encima, se rebela, una y otra vez, hasta que cada vez está más cansado y le cuesta más sublevarse.

En las dos ocasiones, al final ganan el pescador y el entrenador. Salvo que se rompa el sedal en el caso del pez, o el adiestrador se lleve una coz en el trasero que acabe con él en el hospital, los dos animales tienen las de perder.

¿Qué sentirán esos seres? Quizás ira, quizás enfado. Pero tengo una cosa clara, a medida que el cansancio va haciendo mella, a medida que el avance hacia la libertad se convierte en nulo, la ira dará paso a la tristeza. Cuando no exista nada de ira, y solo quede un todo de tristeza, el animal ha perdido, el humano ha ganado. En ese punto, ante la ausencia de enfado, la voluntad ha sido doblegada: No queda nada de la personalidad ni del temple del enorme pez, ni del orgullo del caballo.

Esto que es tan obvio a nivel físico en estos dos sucesos con esos animales, con los humanos ocurre mucho más de lo que parece, pero no solo físicamente, que también, (aunque en ese tipo de casos es obvio), sino al sutil nivel de los sentimientos y la psique, donde en muchas ocasiones pasa desapercibido, y la personalidad fuerte de algunos, dará paso con el tiempo a un carácter doblegado, y el león que antes moraba en su cerebro se verá convertido en un cordero.

Hay personas que se especializan en sutiles comentarios, en tergiversar los puntos de vista, pero de forma muy sutil, o en retorcer los argumentos hasta el nivel del absurdo (y no entro ya en las manipulaciones, las mentiras o los chantajes emocionales). A alguien que no esté condicionado por la situación, a alguien que vea el proceso con perspectiva, esos mensajes subliminales repetidos hasta la saciedad le harán incluso reir. Pero a alguien que lucha por respirar, por volver al río, o porque no le coloquen la silla, esas frases fáciles hacen mella, tanta como el anzuelo que tira del pez. Dicen que no por repetir una mentira cien veces se convierte en realidad, pero resulta que en estos casos sí. Repiten cien veces la mentira con fuerza de convicción (aunque no se la crean ni ellos), y el receptor del subliminal mensaje acabará adquiriendo la “píldora” como propia. Detrás de una palabra “amable”, de un argumento “obvio” o de un “es que siempre dices ….”, o “es que siempre piensas…”, está el anzuelo y la cuerda de la silla.

No hace mucho, alguien a quien aprecio me comentaba, en un problema que arrastra desde hace años, que no sabía si estaba triste o enfadada. Quizás no fue correcta la pregunta o no fue correcta la respuesta. En mi opinión, y después de darle unas cuantas vueltas, espero que esté enfadada, y que el enfado nunca ceda a la tristeza. Porque en el momento en que no le quede nada de ira, y sea todo tristeza, justo en ese preciso momento, mi amiga habrá perdido. Y habrá perdido mucho, la autonomía, la personalidad, el orgullo, la templanza y su carácter.

El creador del problema habrá ganado. Habrá conseguido lo que quería: Mi amiga habrá sido “pescada” o le habrán puesto la silla de montar, de tal manera que su personalidad habrá sido anulada de forma permanente. Siempre podrá ser montada (metafóricamente) o pescada, porque su juicio habrá sido nublado para siempre. Acabará lobotomizada creyéndose las consignas que poco a poco la han ido agujereando el cerebro como la gota de agua que taladra la roca. No es la primera vez que he presenciado esto, y como comenté en otra entrada, cuando aprecias a la persona, fastidia. Y mucho.

Hay una tercera vía que no he descrito aquí: Consiste en que no sienta ira, ni tristeza, sino resignación. Es complicado, pero ocurre. Hay personas que se amoldan a todo, y si lo asimilan consiguen ser “felices”. Eso, visto desde fuera, tiene cierto tinte de tristeza, pero al fin y al cabo el “sufridor” deja de sufrir. En el caso del pez es complicado que ocurra, porque la única opción a la libertad es la muerte. Pero con el caballo estoy seguro de que ocurre así la mayoría de las veces. Y cuando el ámbito es el humano también ocurre. En ese caso después de que la ira de paso a la tristeza, la tristeza dará paso a la resignación, y después a la indiferencia.
No es una felicidad en el sentido que yo la entiendo pero al menos no es sufrimiento.

De todas formas, voy a dar un consejo a mi amiga por si lo acepta (y este no va de queso): Que nunca se te acabe la ira, que no se te acabe hasta que ganes, que el pescador acabe con el sedal roto o el domador con una patada en el culo. No dejes que la tristeza te invada y mucho menos la indiferencia. Se rebelde, impón tu criterio, que además es el correcto, y vive feliz, no resignada. Cuando sepas lo que es ser feliz, no querrás otra cosa. De verdad.


lunes, 17 de agosto de 2009

Lo que no vemos

Otra cosa para la que soy raro (además de los gustos de los alimentos) es con el tema del frío-calor. Y menos mal que mi compañera en esto es de mi misma opinión. Total, que aun viviendo en Gijón, en estos días calurosos de agosto, se agradece tener un aire acondicionado portátil, ruidoso, sin instalación... una mierda vamos; pero lo dicho, en algún día especialmente caluroso se agradece.
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Ayer fue uno de esos días. Estuvo todo el día encendido. Como es un aparato portátil, el agua condensada no tiene desagüe, y en un alarde de "provisionalidad" tenemos una pequeña manguera conectada al aparato, que desemboca en un caldero. Ese caldero en el que desemboca la manguera, al cabo de ocho horas, acabó con un montón de agua. No se cuanta, porque no la medí, pero el cubo estaba lleno, así que al menos quince litros llevaba. Quince litros en ocho horas. ¿De donde salió ese agua? ¿De la nada?

Cualquiera que sepa un poco de psicrometría sabrá que ese agua está disuelta en el aire y que al bajar la temperatura del mismo se satura y la humedad que porta se condensa en agua que va por la manguera y acaba en el caldero. Más o menos es así. Pero estaréis de acuerdo conmigo en que esa humedad en un día normal no se ve, no somos capaces de percibirla más que adivinar que está ahí porque nuestro sudor no se evapora. Tampoco somos capaces de ver el aire disuelto en el agua, ese que usan los peces para respirar, ni un azucarillo que desaparece al dar la vuelta a la cuchara.

Hay muchas cosas que no podemos percibir, y sin falta de irnos a las once dimensiones de las cuerdas, ni al mundo microscópico. No somos capaces de percibir colores por debajo del rojo ni por encima del violeta. Tampoco nos percatamos de sonidos por debajo de 20 hertzios ni por encima de 20 kilohertzios. Hay infinidad de olores que se escapan a nuestro olfato y son perfectamente identificados, por ejemplo, por los perros, que cuentan con entre 150 y 300 millones de células olfativas contra 5 millones con que contamos los humanos (ver AQUI).

Tampoco somos capaces de percibir la electricidad hasta un umbral determinado, ni la energía que desprende un imán.

Total, y en resumen, que hay muchas cosas que se nos escapan. Y somos conscientes de las que hemos detectado o percibido por otros medios. ¿Y aquellas que hipotéticamente no se detectan?¿Cuantas cosas, aun ahora se nos estarán escapando?¿Qué nos estaremos perdiendo? Y no me refiero precisamente al olor de las nubes. Así que, cuando veas un fantasma, o te cuenten que lo han visto, no lo catalogues como falso o como alucinación hasta pensar en esto que he comentado.

Este clip lo considero adecuado con el tema. La canción es pegadiza, y su melodía es bonita.

sábado, 15 de agosto de 2009

La tarta de queso y un buen consejo

Mañana tenemos una reunión social, reunión que se repite todos los años. Uno de los alicientes, (para algunos, no para mi, en mi caso hay otros), es la tarta de queso que va a preparar la organizadora de tal evento.
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Reconozco que soy una persona bastante… bueno, bastante no, más bien muy rarita con el tema de las comidas que me gustan o no me gustan (y con otras cosas, pero ahora no vienen a cuento). Y una de las cosas que no me gusta ni oler y mucho menos degustar es cualquier tipo de queso, o alimento que lo incorpore. Por lo tanto, para mi no es un aliciente la tarta de queso. Hay tarta de chocolate, que en mi caso sí que es un estímulo, pero el otro día me enteré de que también hay personas que no les gusta el chocolate, que tendrían el mismo problema con esa tarta de chocolate que yo tengo con el queso.

A lo que voy, (ya se que es obvio), es que para gustos, hay colores. Y lo que me gusta a mi, no tiene por que gustarte a ti, y a la inversa. Ya lo he comentado en algún lugar «tu enfoque determina tu realidad». No es que ese dicho se refiera al queso, es más bien sobre “pensamientos y discernimientos”, pero también se puede aplicar a algo tan primitivo como el sentido del gusto.

Pues bien, además de otros muchos tengo otro defecto: Doy consejos a todo el mundo, aunque no me los pidan. Esos consejos, que siempre los suelo dar con buena intención, como es lógico, están basados en mi realidad, que su vez está determinada por mi enfoque, y por las cosas que veo, oigo, siento… y al final, tanto las sensaciones como su proceso pasan por mi filtro. Y puede ser que uno de mis consejos emitidos vaya sobre el queso. Y el receptor de ese consejo sea alguien que le encanta el queso. En ese caso, mi consejo no será adecuado, y en función del receptor estará equivocado.

No obstante intento dar los consejos sin aplicar “influencias” internas, aunque imagino que en cada consejo va una pequeña parte de mis convicciones. En cualquier caso nunca recomendaré a nadie que no coma tarta de queso, porque soy consciente de que los “queseros” ganan a los que no lo somos por mayoría abrumadora, así que en un ambiente numérico tan adverso, es mejor no destacar. Si no puedes con tu enemigo, únete a él… pero en el caso del queso no. No pienso comer tarta de queso. Comeré doble de chocolate.

Así que ya sabéis aquell@s que aguantáis estoicamente mis peroratas y mis consejos no solicitados: Como dije el otro día suelo acertar, pero antes de tenerlos en cuenta, pensad que mis consejos están emitidos por alguien que odia el queso. Y si de queso va el consejo, es mejor no hacerme mucho caso.

Otro clip hoy (hasta que se me acabe la lista):


Encuentros en la tercera fase... en Gijón

Sucedió el 15 de Agosto de madrugada:




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En la madrugada del 15 de Agosto, en la bahía de Gijón, comenzaron a verse unas luces en el cielo que se movían y expandían lentamente:



Las luces fueron cambiando de forma y de color, trazando espectaculares dibujos en el cielo:



De pronto las luces comenzaron a desprender rayos y centellas multicolores acompañadas de un ruido atronador.




Aqui podemos ver diferentes formas que adquirieron las luces en el cielo y que sorprendieron a todas las personas que no hacían otra cosa que observar los extraños acontecimientos.













Por fin las luces descendieron, y despues de esconderse tras la nube generada, se produjeron los encuentros:



Despues de eso, se fueron como habían venido.









Se hicieron una especie de bola de luz y al final de todo se perdieron en el firmamento quedando como único resto de su existencia una pequeña estela, testigo de que habían estado aquí.



Como la mayoría imaginareis, estas fotos están tomadas en la noche de los fuegos de las fiestas de Begoña de Gijón. son el resultado de utilizar una cámara sin flash, y con el obturador abierto el tiempo suficiente para poder captar imágenes y que no queden prácticamente negras.

Como además no llevé trípode, y mi pulso no es precisamente una maravilla, el resultado mostrado es el que habeis visto.

El clip de musica que enlazo hoy es David Bowie, Life on Mars.


jueves, 13 de agosto de 2009

Los nudos

Leyendo la entrada de Pilistruski (sigo parasitando la inspiración ajena) caí en la cuenta de que los tabúes a que ella se refiere son los causantes de unas corrientes de pensamiento que conducen a muchos problemas y actitudes ante la vida que se producen en la adolescencia e incluso ya de adultos. A esos patrones de pensamiento que condicionan unos comportamientos determinados dañinos para el individuo en mayor o menor medida, yo los llamo “nudos”.
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Todo lo que nos ocurre, desde el momento en que somos capaces de sentir (algunos sostienen que antes de nacer), deja una huella o impronta que modela, en todo o en parte, nuestro carácter, nuestras ideas, nuestras costumbres, y en muchas ocasiones nuestros puntos débiles, de forma más o menos permanente, en algunas ocasiones de por vida.

Existen evidencias de que los niños que reciben abrazos de sus padres, abuelos o quien tengan cerca, de adultos serán más autosuficientes y tendrán más autoestima. Del mismo modo, unos patrones concretos de comportamiento producirán en el niño el mismo efecto. (ver AQUI).

Por el contrario, nueve de cada diez mujeres a las que castigan físicamente de niñas, castigarán físicamente a sus hijos, incluso a corta edad (9 meses). (ver AQUI).

Además, la violencia tiene consecuencias mucho más profundas: La violencia doméstica incrementa los problemas de salud mental en los hijos durante su vida adulta.

Es decir, que los castigos físicos, por suaves que sean, no deberían estar permitidos ni tomarse a la ligera.

Idem con el tema del sexo: Si una persona es enseñada a ver el sexo como algo natural, se le enseña a utilizar los medios a su disposición de forma correcta, esa persona vivirá una sexualidad sana y bonita. Esa persona disfrutará con el sexo y tendrá muy pocas papeletas de contraer una enfermedad de transmisión sexual o de participar en un embarazo no deseado.
Por el contrario existen otros casos donde se ridiculiza al sexo, o se le rodea de un aura oscura, como algo dañino y perjudicial. En esas ocasiones, del sexo no se habla, y como consecuencia la educación sexual real es cero. Esto trae como consecuencia que lo único que aprende el adolescente sea a través del amigo de turno, trolas como que la primera vez no te quedas embarazada o que el sida solo lo cogen otros. Pero resulta que no... ver AQUI.

Así pasan cosas como esta, la pareja que utilizó una bolsa de pipas como condón (aunque bien pensado al menos intentaron usar algo). Lo gracioso es que en los medios que leen los adolescentes para buscar la información que no les ha dado quien se la tenía que dar, encontramos burradas como esta: “Como evitar tener contagios peligrosos sin preservativo”. Una cosa es la libertad de información, pero eso, debería estar penado, o al menos que la gente contagiada de ETS se animase a demandar, como mínimo por responsabilidad civil, a los autores de burradas semejantes.

En contra de lo que sostienen algunas corrientes (generalmente derivadas de Roma), la educación sexual no causa las ETS ni los embarazos no deseados. Por el contrario, los previene, además de preparar a los jóvenes a disfrutar de algo natural como es el sexo sin miedos ni tabúes.

En cualquier caso el tema violencia o el tema sexo son cosas demasiado evidentes. Donde de verdad se dejan marcas que pasan desapercibidas, incluso para aquellos marcados, es en el día a día.

Si una persona oye en casa hasta la saciedad, siempre que alguien no llega a la hora, frases como "seguro que le ha pasado algo", o "probablemente le han atracado" o "igual le ha atropellado un coche", a costa de ver repetirse ese patrón de comportamiento, creará un aprensivo con los tardares ajenos que puede durar incluso toda la vida.

Si alguien solo escucha desde niño batallitas sobre los muertos del barrio o las enfermedades ajenas, es casi seguro que será un adulto hipocondriaco, precedido de un adolescente aprensivo y con miedo a la muerte.

Si a una persona desde niño se le dice que es tonto, porque para aprobar debe pasar muchas horas estudiando, en vez de jalear y vitorear su esfuerzo y sus aprobados, notables o lo que sea, es decir, valorar el esfuerzo y no el resultado, y se repite este mensaje a lo largo del tiempo, el niño se creerá que es tonto de verdad, cuando el tonto es de forma manifiesta aquel que le dice semejante estupidez.

Cuando en una familia se valora a un hijo más que a otro, en muchos casos se conseguirá alguien con baja autoestima, y a otro con exceso de autoestima. El secreto del éxito está en el equilibrio dentro de la medida de lo posible, porque está claro que es difícil mantener un equilibrio perfecto y todos somos diferentes.

En aquellas casas donde el niño no rasca bola, pero la niña está obligada a hacer las tareas domésticas, la niña lo tendrá más complicado para todo y disfrutará de menos tiempo libre. Las mujeres educadas en ese ambiente, salvo raras excepciones, considerarán como normal servir a los hombres a la antigua usanza, y en la sociedad en que vivimos, donde en una pareja trabajan los dos, serán las que carguen con la casa, trabajando fuera y dentro. Por contra, los hombres educados en ese ambiente, vivirán como reyes sin dar un palo al agua en casa, también salvo excepciones que suelen confirmar la regla.

Seguro que me dejo muchas actitudes paternas que causan "nudos" y condicionan la vida. Pero ahora mismo, y con el retraso que llevaba en esta entrada no se me ocurren más, así que si a alguien se le ocurre alguna, que la aporte.

Tras el tocho, toca música. Esta vez le toca el turno a Mark Knopfler, en su tema "The Long Road" de la Banda Sonora Original de la película CAL, en una composición con unas imágenes que quitan el hipo y alegran el espíritu (los primeros 3 o 4 minutos, el resto para mi gusto es soso y repetitivo):

La lucha de la vida

En el puerto deportivo, mientras paseaba la sobremesa, vi a un vendedor de cd's y dvd's pirata, a un vendedor de esos que tuvieron que salir de su tierra dejando todo lo que les importaba en busca de una vida mejor.
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Tuvo que empeñar todo lo que tenía, incluso su vida y su futuro, para que unas mafias le organizasen un "viaje turístico" que a cualquiera de nosotros nos hubiera llevado unas cuantas horas de avión, tranquilamente sentados. Sin embargo a él le ha costado meses. Ha tenido que dejar su mundo, su origen, su familia, amigos, sortear fronteras, cruzar desiertos, y arriesgar su vida en el estrecho, en una patera sobrecargada, con poca agua y menos comida, para saltar a tierra en algún lugar cercano a Almería, siempre con el miedo presente, el miedo a morir ahogado, asesinado, de sed, de hambre, o que al final del viaje estuviera la Guardia Civil para que le deportasen, y vuelta a empezar.
Cuando están vendiendo en la calle cd's y dvd's para subsistir no nos damos cuenta, pero tienen largas historias que contar.

Luego malviven con lo poco que les queda despues de pagar a la camorra que les gestionó el viaje, y de enviar a los seres queridos en su pais de origen para que puedan comer.

Y nosotros, pasamos a su lado y no nos damos cuenta de su lucha, solo para vivir. Y además, si se nos ocurre comprar algo, regatearemos, igual lo sacamos por un euro menos. Para nosotros es un triunfo, igual que el triunfo del torero que mata al toro. Para ellos solo es subsistencia.


martes, 11 de agosto de 2009

Petición de deseos

Dicen que puedes formular un deseo cuando ves una estrella fugaz. Si eso es verdad, esta noche y mañana por la noche te puedes hartar a pedir deseos. Otra cosa es que se hagan realidad.
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Estos dos días son los que es más fácil poder ver las "lagrimas de San Lorenzo", según explican AQUI.

Hace unos cuantos años, de madrugada, por estas fechas, y también coincidiendo con el paso por los restos del Swift-Tuttle, me fui a un descampado a ver las estrellas fugaces. En su momento me decepcioné, porque pensé que caerían de forma continua. Para los que se animen es algo bonito, te hartas a pedir deseos, pero la frecuencia es muchísimo más pequeña, cuando yo lo vi del orden de 1 o 2 por minuto. Con eso basta para cansarse de pedir deseos.

Aun así es una experiencia que puede merecer la pena, si vives en algún sitio con el cielo despejado, y si tienes telescopio y le puedes echar un ojo a la luna, a Júpiter o Saturno, mejor que mejor.

Una música como fondo para mirar al cielo mientras esperamos a que pase una estrella fugaz...



y ya puestos una composición con otro tema del mismo disco mientras vemos a Júpiter, Saturno, Urano, y todo tipo de cuerpos estelares, esos que flotan por ahí en el vacío de la nada, igual que la tierra, y nosotros con ella:


lunes, 10 de agosto de 2009

La maldición de Casandra

Casandra era un personaje mitológico, una mujer, hija de los reyes de Troya, quien pactó con Apolo, a cambio de "un encuentro carnal" el don de conocer el futuro. Sin embargo, como Casandra no amaba a Apolo, este último, en un alarde de "generosidad" la maldijo. Seguiría manteniendo su don, pero sus predicciones no serían creídas. Podéis ver la historia completa AQUI.
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Hay otras historias o teorías, pero la parte interesante de este asunto es que la pobre Casandra conocía el futuro, aunque nadie le hacía el menor caso.

Existe una enfermedad psiquiátrica, conocida como "El complejo de Casandra". Le ocurre a personas que perciben que no son creídas en sus vaticinios o que no lo son directamente. Puede acabar en neurosis, síntomas psicosomáticos o en los casos más graves en una psicosis. No hay mucha información gratuita al respecto. De todas formas puedes ver algo aquí, o ver la película "Doce monos", donde la psiquiatra protagonista (Madeleine Stowe) da una conferencia al respecto.

Normalmente el fundamento de las adivinaciones de los enfermos es nulo, y no suelen acertar. Ese es uno de los ingredientes de la enfermedad.

Sin embargo, muchas veces se puede adivinar el futuro. Bueno, quizás la expresión adivinar no es afortunada. Me refiero a que el futuro se puede deducir. Esto es así en muchas ocasiones en tu vida diaria. Decía alguien que si ves como al tomar una curva a 80 kilómetros por hora todos los coches se salen en esa curva, podrás predecir, sin temor a equivocarte, que un coche que tome la curva a 93 Kilómetros por hora, se estrellará.

Eso que algunos llaman pesimismo no es más que observación y deducción. Ocurre, siguiendo con el símil de la curva, que de los coches que van a 70 kilómetros por hora se salen la mitad. Si tu ves que un amigo va a tomar la curva a 70 kilómetros por hora, le puedes decir... ¡¡¡cuidadínnnnn!!, que puede que te salgas en esa curva.

Te dirán que eres pesimista, o pájaro de mal agüero, pero simplemente aplicas tu experiencia.

En otras ocasiones no has visto como se salían los coches de la curva, pero como sabes un poco de física puedes hacer un cálculo aproximado, y puedes deducir, en función del peso del coche, del peralte de la curva, y del coeficiente de rozamiento que las papeletas para que el coche de tu amigo a 70 km/hora se salga son elevadas. Pues más de lo mismo, que si pesimismo, que si agorero. La única diferencia es que tú has hecho los cálculos, y el que se va a tragar la curva prefiere vivir con la cabeza enterrada en la arena, jugar a la lotería e ignorarlo. Cuando se dé el guarrazo le echará la culpa a la mala suerte, o incluso te echará la culpa a ti por avisarle. Por eso en muchas ocasiones, en función del receptor del aviso, es mejor callarse.

Pues bien, imagino que por experiencia o por deducción suelo ver venir las cosas. No son poderes adivinatorios ni inspiraciones divinas. Pero suelo acertar con mucha frecuencia. Quizás por aprender de las experiencias ajenas, o de las mías propias, o por analizar los factores y llegar a una conclusión. El caso es que suelo atinar.
Y como a Casandra no se me suele hacer ni puñetero caso. Cada uno tiene que tener su propia experiencia, y cada uno se tiene que salir en la curva para estar seguro de lo que se siente. Es lo que hay y lo acepto. No pienso desarrollar una neurosis.

En mi caso, si el que se sale de la curva no es alguien que me importe, puede darme más o menos pena, pero nada más. Quiso vivir su experiencia, y la tuvo. Ahora tiene un coche menos, y una pierna rota más, pero vivió su experiencia.
Sin embargo es mucho más duro cuando el que se sale de la curva porque no te cree es alguien a quien aprecias o quieres. Es una agonía, saber que va a pasarlo mal, y luego ver confirmados tus temores. En mi caso el sufrimiento es doble, porque sufro antes, cuando se que va a ocurrir, y después, cuando tus vaticinios se ven confirmados.

Y hay casos en que hablamos de probabilidad, pero desgraciadamente hay otros en los que hablamos de certezas. Cuando sabes que solo existen probabilidades rezas para que la predicción no ocurra.

Sin embargo, cuando sabes que las posibilidades son del 100 por cien (y eso también ocurre muchas veces), ya no tienes recursos. Simplemente encoger los hombros, cerrar los ojos, y taparte los oídos para no oir el estruendo del choque.

Entiendo perfectamente a la pobre Casandra, porque en más de una ocasión me he sentido así. Ya se, nadie te dice que tengas que sufrir, y puedes no saberlo, pero hay cosas que son obvias, aunque el que vaya en el coche a tomar la curva no lo vea, o no quiera verlo.

Luego llegan los "espabilados" que quieren que tengas un palantir, y que aciertes siempre. Y pobre de ti si les dices que puede que se salgan en la curva y al final son del porcentaje que no se salen. A partir de ahí, todo lo que digas será falso, porque no acertaste. Hombre, si fuera adivino echaría tres o cuatro primitivas, y a vivir. Adivinos no hay. Hablamos de probabilidad. Si tomas la curva a 80 por hora tienes un 100% de probabilidad de darte la galleta, a 75 por hora un 80%, y a 70 por hora un 50%. Pero si alguien te avisa y la tomas a 60 por hora, no se da la galleta nadie, probabilidad 0%. Yo creo que es sencillo y se ve venir, pero la gente no quiere saber de probabilidad. Quieren certezas o nada. Y así nos va.

Y ojo, que a veces las previsiones deducidas son de cosas buenas o positivas. Esas te las puedes guardar para ti y disfrutar por partida doble... Total, tampoco te van a creer...

Para romper un poco con el tema tan aburrido, voy a copiar a Pilistruski y colgar un vídeo. La canción me encanta, pero lo interesante es ver lo que se puede conseguir de un piano: Marcar el ritmo como si fuera una bateria. Observad que no hay melodía de piano, solo ritmo. Para mi, sublime.


Pena de muerte, ¿justificable?

El otro día estaba viendo una película (no pongo cual para no chafar el argumento), en la que a un personaje le condenan a pena de muerte, en ese caso por ahorcamiento.

El personaje en cuestión había matado a una serie de personas, y cuando fue detenido y juzgado, fue condenado a morir ahorcado.
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Siempre que en una película aparece la pena de muerte, y siempre que oigo que ejecutan a algún reo en los lejanos USA, (por eso de que se supone que son civilizados y tal) me viene a la cabeza lo mismo… ¿A favor o en contra de la pena de muerte?

Yo no estoy a favor de forma abierta. Quizás, a pesar de ser vengativo como admití en los comentarios de esta entrada de Pilistruski que habla de la venganza, no tengo claro que la venganza en estos casos sea buena consejera. Sin embargo, todo esto tiene distintas ópticas.

En España la pena de muerte está abolida desde el año 1995. (Abolida en tiempos de paz por la constitución española, art. 15, y en tiempos de guerra por la LO 11/1995). Las últimas ejecuciones en España tuvieron lugar en 1975. (ver AQUI)

Cuando hablo de distintas ópticas hablo desde la óptica de la ética y la moral, las víctimas y la utilidad.

Entiendo que desde la ética y la moral nadie es dueño de la vida de nadie, y desde el momento en que un estado quita la vida de una persona, haya hecho lo que haya hecho, se convierte en asesino, y por tanto, susceptible de ser condenado también a muerte, en este caso el juez o el verdugo, y en una espiral infinita nos quedaríamos sin jueces ni verdugos; así que desde el punto de vista de la ética, está claro que la pena de muerte no tendría cabida en un estado "lógico".

Si hablo de las víctimas la cosa cambia. Cuando se produce un crimen atroz, o violación, o cualquier delito del mismo signo, generalmente la gente suele justificar el ojo por ojo. Sin embargo algunas corrientes sostienen que no es bueno que la familia decida, ya que está afectada. Mi postura es discordante en ese punto. No es justo que los pagos vayan siempre del mismo lado. Vivimos en un país en el que matar a alguien, en términos penales resulta barato (10 a 15 años, que con beneficios penitenciarios puede hacer que a los 6 años esté el asesino en la calle), y violar aún mas (máximo 10 años salvo que la víctima sea menor de 13 años, en ese caso el máximo sería 15 años, ver AQUI). De la pederastia mejor no hablar, porque los pederastas condenados por abusos pasan una media de dos años en la cárcel.

Y claro, hay que tener en cuenta lo que dice la constitución al respecto: Art 25.2. Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la Ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad.

Total: Que a la petición de "justicia", con cierto tinte vengativo, nos encontramos con que las penas según el código penal español son muy laxas (creo que se están ampliando en estos momentos), y que el asesino/violador puede estar en la calle a los 6 años, y que de reeducación y reinserción en las cárceles españolas nada de nada. No resulta fácil perder a un ser querido en manos de alguien, o tener una hija traumatizada de por vida por una violación, y ver al asesino/violador a los seis años campando tan alegre por las calles habiendo "pagado" su deuda con la sociedad. Es un sinsentido: Si hablamos de deuda, pasamos olímpicamente del artículo 25.2 de la constitución. Y por lo tanto, si el reo tiene una deuda con la sociedad, o con los seres queridos de la víctima, en ese momento podríamos hablar de pagos, y entonces de cadena perpetua o pena de muerte. El día en que las penas sean proporcionadas, y los reos salgan de la cárcel "educados", ese día podría ser injustificable, a lo mejor, la pena de muerte. Hoy en día puedo entender que se solicite, y en algunos casos yo la justificaría. Y aquel que no la justifique, que piense en si asesinan a su hij@, o le violan. Si sigue pensando que no pasa nada, y que el malnacido que lo haga pase seis años en chirona y salga, y aún así no quiere más, me quito el sombrero.

En tercer lugar hablaba desde el único punto de vista que puede ser "la utilidad":

El poder disuasorio de la pena de muerte es nulo. Nadie comete un delito pensando que le van a pillar, y esto es extensible a los delitos contra la vida o la libertad sexual. No hay más que mirar al otro lado del charco a ver si la pena de muerte hace que haya menos asesinatos/violaciones en los Estados Unidos. Va a ser que no.

Sin embargo existe otra óptica de la utilidad, que es la protección de la sociedad. Hablando desde ese punto de vista, solo hay que apuntar que las cárceles están llenas; Existen unos patrones típicos de criminales con altas posibilidades de reincidencia (ver AQUI), y sabiendo que van a volver a delinquir lo lógico sería encerrarlos de por vida para proteger a la sociedad de un nuevo crimen. Sin embargo, si al estilo de otros países se instaurase la pena de cadena perpetua, nos cargamos otra vez la constitución, y las cárceles estarían más llenas aún. Aunque esto que voy a decir suene un poco fuerte, si alguien habla de cadena perpetua, en ese momento queda la veda abierta para hablar de pena de muerte, pero claro, en casos de reincidentes (mínimo 4 delitos), antisociales, y con un historial en prisión de al menos 8 años (por poner la línea en algún sitio).

No digo que esté a favor abiertamente, pero desde luego estaría dispuesto a hablar de ello.

¿Que os parece?

miércoles, 5 de agosto de 2009

Prefiero ser normal

La mayoría de los comunes que andamos o nos arrastramos por aquí tenemos una vida “corriente”, con una relevancia local, y con los lujos que nos permiten nuestros ingresos, en unos casos bajos, y en otros casos menos bajos. No salimos en la tele, ni hay ordas de fans aclamándonos.

En otro nivel está la élite, que vive cobrando millones por un trabajo que les gusta, con el éxito como portada pública de su vida.

Hoy he leído un chismorreo de tantos Leer más...a que nos tienen acostumbrados los medios sobre quien fue el que ayudó a Michael Jackson a saltar al otro barrio, o que directamente lo empujó allí. Y resulta que el pobre hombre soportaba todos los días dolores, de tal manera que su médico particular le suministraba calmantes de forma pautada para evitar su suplicio. No es el único caso ni mucho menos donde el éxito lleva a una vida miserable. De puertas afuera una vida excéntrica, pero de puertas a dentro una vida miserable, un infierno en el que el exceso de dinero no sirve de bálsamo ante tanto sufrimiento.

Es típico que el común de los mortales desde su modesta posición mire hacia arriba y envidie a las estrellas. Envidia su forma de vida, su dinero, su popularidad… pero como decía la de la serie de televisión, la fama cuesta. En realidad todo tiene su precio. Puede que haya gente que esté dispuesta a pagarlo, pero en lo que a mi respecta, entre lo del pobre hombre este, el alcoholismo de otros, la drogadicción del de más allá, el fanatismo del otro de atrás, la imposibilidad de encontrar alguien con quien compartir su éxito (eso le ocurre a la mayoria), la ausencia de vida privada y demás… creo que no les envidio en absoluto y no quiero pagar ese precio. Me gusta mi vida anónima y común, sin mucho dinero, pero también sin los problemas que este acarrea. Porque al final no es el carisma, o la voz, o la pinta… es el dinero, ni más, ni menos. Siempre el vil metal.

Total, que si me reengancho en matrix, y me dan a elegir que quiero ser… no creo que haga lo que Cifra… nada de una estrella del cine o de rock. Prefiero ser alguien anónimo y feliz, con el dinero suficiente (ni poco, ni demasiado), y desde luego no ser adorado ni popular. Me alegro de ser normal.

lunes, 3 de agosto de 2009

La soledad del vuelo

Existió un personaje allá por los años 30, Henri Guillaumet, que trabajaba en la aeropostal. Era una compañía que llevaba el correo mediante aviones de unos lugares a otros consiguiendo una gran rapidez en los envíos.

Pues bien, ese hombre cubría la ruta Buenos Aires- Santiago. Para cubrir esa ruta debía volar en aeroplanos de aquel entonces por encima de Los Andes, con picos de 6.000 metros de altura.
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Los Andes es una cordillera inhóspita, donde si te caes te hielas (recordad la otra proeza del año 1972, el avión de los jugadores de rugby que se estrelló el 13 de octubre que cuentan en la película “Viven”).

Pues bien, Guillaumet se estrelló el 13 de Junio de 1930, (cuentan la historia AQUI y después de dos días guarecido bajo las alas del avión, tuvo que caminar tres días prácticamente sin dormir (se congelaba), y encontró a un pastor, que le ayudó a salvarse.

Tras recuperarse volvió al trabajo, y volvió a sobrevolar Los Andes otras trescientas y pico veces, del mismo modo, la misma cordillera… con el mismo riesgo…

¿Qué le pudo impulsar a volver a revivir aquel horrendo episodio?

Le he dado muchas vueltas, y creo que es la soledad. La sensación de soledad completa que se siente en una avioneta por esas alturas, con la nieve como única visión, es, desde mi punto de vista envidiable.

¿Quién no ha querido alguna vez estar solo en un bosque o en una montaña y poder estar contigo mismo sin nadie más o gritar sin que nadie te oiga?

Pues va a ser que todos no, hay personas que no envidian ni desean eso. Hoy, hablando con una amiga, me comentaba que ella ya pasaba bastante tiempo sola, que no quería más.

Pero exceptuando aquellos que pasan demasiado tiempo solos, creo que el que más y el que menos ha deseado eso, estar en soledad en momentos o ratos concretos (no de forma perpétua, por supuesto). Yo, al menos, entiendo a Henri Guillaumet. Y me gustaría volar en avioneta, solo, por encima de Los Andes (si es que se puede, claro). Me lo apunto en cosas que quiero hacer antes de morir.