viernes, 24 de agosto de 2007

Bienvenid@s a l@s nuev@s cachorr@s

Siempre que veo un cachorro de perro me vienen a la cabeza pensamientos difíciles de explicar. El menda no tiene capacidad para encontrar las palabras y mucho menos para encontrar su justo orden para poder expresar las sensaciones que me asaltan.

Es un sentimiento mezcla de angustia, alegría, esperanza y compasión. Representan a una nueva vida, con todo por descubrir, olores, sabores, sensaciones, experiencias…

Tienen las patas nuevas, sin usar, desconocen todo, tienen el cerebro abierto a todo lo que pueda venir ya que no han experimentado aún nada que pueda hacerles temer más allá de un ruido fuerte o aguantar al niño pesado que no les deja moverse como ellos quieren, o les pellizca el rabo, su vida se reduce al juego, a la diversión y al descubrimiento.

Pienso en todo lo que les queda por vivir, lo mucho que les queda por dar, y que poco por recibir.

Quien haya compartido su vida con un perro sabe que son los seres más generosos, amigables, fieles, cariñosos, tiernos, entrañables, leales… (y un montón de calificativos más que no consigo que me vengan a la cabeza) que existen.

Ningún perro es correspondido en la medida en la que él se entrega, aunque muchos tienen suerte y viven en hogares donde son tratados con amor y respeto.

Sin embargo otros solo podrán experimentar en su vida el abandono y el rechazo de unos humanos egoístas que solo lo querían como peluche de juguete y cuando crece ya no es necesario y no gusta. Además de ese rechazo muchas veces les espera el sufrimiento y la muerte en una cuneta. A los humanos egoístas responsables de ese sufrimiento solo puedo despreciarlos, y pedirles que, al menos no abandonen al cachorro cuando crezca, sino que le den a una protectora para que puedan encontrar para ellos un hogar que les pueda dar un poquito de todo aquello que se merecen y que les fue negado por el egoismo de sus antiguos dueños.

Quizás la legislación sobre protección animal debería ser algo más que papel mojado y debería aplicarse para que todos los desalmados que maltratan animales o los abandonan no quedasen impunes.

Pues eso, que me voy por los Cerros de Úbeda. Bienvenid@s a l@s nuev@s cachorr@s y a sus nuev@s vidas… que les vaya bien.

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