Me he enterado de una historia de alguien admirable.
Existe un médico (Lorente creo que se llama) en el hospital de La Fe en Valencia, traumatólogo pediatra que estando en Etiopía (de vacaciones, creo) vio a un niño casi paralítico. Como quiera que era de su especialidad el tema, sabía que con una operación quirúrgica no demasiado complicada se podría solucionar su problema. Se lo trajo a España, le operó, y el niño volvió a caminar.
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Desde entonces todos los años coge su mes reglamentario de vacaciones, pide un mes de licencia sin sueldo (es decir, no cobra), y esos dos meses se va a Etiopía y se dedica a operar a diestro y siniestro sin cobrar un duro a personas que de ninguna manera tendrían acceso a ese tipo de medicina. Es más, no es solamente el hecho de que no cobre, que renuncie al descanso de sus vacaciones, e incluso que renuncie a un mes de empleo pagado para poder ayudar al prójimo, es que además pone de su bolsillo el material e instrumental necesario para operar.
En uno de sus viajes se trajo con él a un niño, niño que adoptó. Ese niño ya no es tan niño, tiene ahora 19 años, ha vivido feliz, y tiene un compromiso con su padre adoptivo de utilizar sus conocimientos en su país de origen cuando llegue el momento.
Parece ser que algún médico más de su hospital le está imitando y viaja con él para tratar a personas de esas latitudes tan pobres, cada uno en su especialidad.
Seguro que este señor no sale en ninguna página de New Age, ni en ningún programa de tele-basura. Nadie dirá que es “un guía” o “un maestro”. También es verdad que este héroe anónimo seguramente no pretenda que se le reconozca nada ni ser popular. Eso es otro factor que le honra, y además probablemente no estará en la lista del siglo XXI de “los maestros” porque no cumple un requisito necesario para ser un “maestro” hoy en día: Cobrar.
Este hombre no solo trabaja gratis, sino que pone dinero de su bolsillo. Los maestros que “no cobran” son aquellos de la antigüedad. Alguien que hoy en día no cobra no es considerado maestro ni digno de admiración. Para ser “maestro” hoy en día debes utilizar la necesidad ajena como forma de vida.
Estoy harto de oír hablar o leer sobre “maestros” que solo han usado sus cuerda vocales, proponiendo lo que debemos hacer, pero nunca predicando con el ejemplo: «Haced lo que yo digo pero no hagáis lo que yo hago».
Estoy harto de ver como se endiosa a personajes cuyo único mérito es poder pegar con el pie a un balón, asesinar toros o peor aún, haber compartido cama con el de las patadas al balón o el zoquete de la espada y el capote.
Ese médico es el ejemplo más claro de lo injusto que es el ser humano, y su estupidez, que se dedica a endiosar a “maestros” solo por la apariencia, y a aquellos que debían ser homenajeados son condenados al ostracismo, pasan su vida en el anonimato y sin reconocimiento de sus buenas obras. (Puede que cuando se mueran sean populares, esa es otra absurdez de este mundo de porquería).
Mi reconocimiento a esas personas que se involucran de verdad y hacen algo más que comprar el bote de pepsi.
Existe un médico (Lorente creo que se llama) en el hospital de La Fe en Valencia, traumatólogo pediatra que estando en Etiopía (de vacaciones, creo) vio a un niño casi paralítico. Como quiera que era de su especialidad el tema, sabía que con una operación quirúrgica no demasiado complicada se podría solucionar su problema. Se lo trajo a España, le operó, y el niño volvió a caminar.
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Desde entonces todos los años coge su mes reglamentario de vacaciones, pide un mes de licencia sin sueldo (es decir, no cobra), y esos dos meses se va a Etiopía y se dedica a operar a diestro y siniestro sin cobrar un duro a personas que de ninguna manera tendrían acceso a ese tipo de medicina. Es más, no es solamente el hecho de que no cobre, que renuncie al descanso de sus vacaciones, e incluso que renuncie a un mes de empleo pagado para poder ayudar al prójimo, es que además pone de su bolsillo el material e instrumental necesario para operar.
En uno de sus viajes se trajo con él a un niño, niño que adoptó. Ese niño ya no es tan niño, tiene ahora 19 años, ha vivido feliz, y tiene un compromiso con su padre adoptivo de utilizar sus conocimientos en su país de origen cuando llegue el momento.
Parece ser que algún médico más de su hospital le está imitando y viaja con él para tratar a personas de esas latitudes tan pobres, cada uno en su especialidad.
Seguro que este señor no sale en ninguna página de New Age, ni en ningún programa de tele-basura. Nadie dirá que es “un guía” o “un maestro”. También es verdad que este héroe anónimo seguramente no pretenda que se le reconozca nada ni ser popular. Eso es otro factor que le honra, y además probablemente no estará en la lista del siglo XXI de “los maestros” porque no cumple un requisito necesario para ser un “maestro” hoy en día: Cobrar.
Este hombre no solo trabaja gratis, sino que pone dinero de su bolsillo. Los maestros que “no cobran” son aquellos de la antigüedad. Alguien que hoy en día no cobra no es considerado maestro ni digno de admiración. Para ser “maestro” hoy en día debes utilizar la necesidad ajena como forma de vida.
Estoy harto de oír hablar o leer sobre “maestros” que solo han usado sus cuerda vocales, proponiendo lo que debemos hacer, pero nunca predicando con el ejemplo: «Haced lo que yo digo pero no hagáis lo que yo hago».
Estoy harto de ver como se endiosa a personajes cuyo único mérito es poder pegar con el pie a un balón, asesinar toros o peor aún, haber compartido cama con el de las patadas al balón o el zoquete de la espada y el capote.
Ese médico es el ejemplo más claro de lo injusto que es el ser humano, y su estupidez, que se dedica a endiosar a “maestros” solo por la apariencia, y a aquellos que debían ser homenajeados son condenados al ostracismo, pasan su vida en el anonimato y sin reconocimiento de sus buenas obras. (Puede que cuando se mueran sean populares, esa es otra absurdez de este mundo de porquería).
Mi reconocimiento a esas personas que se involucran de verdad y hacen algo más que comprar el bote de pepsi.
2 comentarios:
Este es el tipo de personas que a mi modo de ver realmente cambia el mundo y lo hace mejor, y no el que se dedica a meditar por la paz mundial y luego no se habla con su vencino o que cuando le contradices te echa los perros con todo su amor.
Azu
Esto Sí es ayudar al prójimo.
¡Qué aprendan la Iglesia, las demás organizaciones religiosas, sus seguidores, los egocéntricos-charlatanes de reiki, políticos aferrados al poder y no al bienestar de quienes representan... y demás fauna que se aprovecha del mal ajeno para ayudarse a sí mismos!
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