jueves, 13 de agosto de 2009

Los nudos

Leyendo la entrada de Pilistruski (sigo parasitando la inspiración ajena) caí en la cuenta de que los tabúes a que ella se refiere son los causantes de unas corrientes de pensamiento que conducen a muchos problemas y actitudes ante la vida que se producen en la adolescencia e incluso ya de adultos. A esos patrones de pensamiento que condicionan unos comportamientos determinados dañinos para el individuo en mayor o menor medida, yo los llamo “nudos”.
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Todo lo que nos ocurre, desde el momento en que somos capaces de sentir (algunos sostienen que antes de nacer), deja una huella o impronta que modela, en todo o en parte, nuestro carácter, nuestras ideas, nuestras costumbres, y en muchas ocasiones nuestros puntos débiles, de forma más o menos permanente, en algunas ocasiones de por vida.

Existen evidencias de que los niños que reciben abrazos de sus padres, abuelos o quien tengan cerca, de adultos serán más autosuficientes y tendrán más autoestima. Del mismo modo, unos patrones concretos de comportamiento producirán en el niño el mismo efecto. (ver AQUI).

Por el contrario, nueve de cada diez mujeres a las que castigan físicamente de niñas, castigarán físicamente a sus hijos, incluso a corta edad (9 meses). (ver AQUI).

Además, la violencia tiene consecuencias mucho más profundas: La violencia doméstica incrementa los problemas de salud mental en los hijos durante su vida adulta.

Es decir, que los castigos físicos, por suaves que sean, no deberían estar permitidos ni tomarse a la ligera.

Idem con el tema del sexo: Si una persona es enseñada a ver el sexo como algo natural, se le enseña a utilizar los medios a su disposición de forma correcta, esa persona vivirá una sexualidad sana y bonita. Esa persona disfrutará con el sexo y tendrá muy pocas papeletas de contraer una enfermedad de transmisión sexual o de participar en un embarazo no deseado.
Por el contrario existen otros casos donde se ridiculiza al sexo, o se le rodea de un aura oscura, como algo dañino y perjudicial. En esas ocasiones, del sexo no se habla, y como consecuencia la educación sexual real es cero. Esto trae como consecuencia que lo único que aprende el adolescente sea a través del amigo de turno, trolas como que la primera vez no te quedas embarazada o que el sida solo lo cogen otros. Pero resulta que no... ver AQUI.

Así pasan cosas como esta, la pareja que utilizó una bolsa de pipas como condón (aunque bien pensado al menos intentaron usar algo). Lo gracioso es que en los medios que leen los adolescentes para buscar la información que no les ha dado quien se la tenía que dar, encontramos burradas como esta: “Como evitar tener contagios peligrosos sin preservativo”. Una cosa es la libertad de información, pero eso, debería estar penado, o al menos que la gente contagiada de ETS se animase a demandar, como mínimo por responsabilidad civil, a los autores de burradas semejantes.

En contra de lo que sostienen algunas corrientes (generalmente derivadas de Roma), la educación sexual no causa las ETS ni los embarazos no deseados. Por el contrario, los previene, además de preparar a los jóvenes a disfrutar de algo natural como es el sexo sin miedos ni tabúes.

En cualquier caso el tema violencia o el tema sexo son cosas demasiado evidentes. Donde de verdad se dejan marcas que pasan desapercibidas, incluso para aquellos marcados, es en el día a día.

Si una persona oye en casa hasta la saciedad, siempre que alguien no llega a la hora, frases como "seguro que le ha pasado algo", o "probablemente le han atracado" o "igual le ha atropellado un coche", a costa de ver repetirse ese patrón de comportamiento, creará un aprensivo con los tardares ajenos que puede durar incluso toda la vida.

Si alguien solo escucha desde niño batallitas sobre los muertos del barrio o las enfermedades ajenas, es casi seguro que será un adulto hipocondriaco, precedido de un adolescente aprensivo y con miedo a la muerte.

Si a una persona desde niño se le dice que es tonto, porque para aprobar debe pasar muchas horas estudiando, en vez de jalear y vitorear su esfuerzo y sus aprobados, notables o lo que sea, es decir, valorar el esfuerzo y no el resultado, y se repite este mensaje a lo largo del tiempo, el niño se creerá que es tonto de verdad, cuando el tonto es de forma manifiesta aquel que le dice semejante estupidez.

Cuando en una familia se valora a un hijo más que a otro, en muchos casos se conseguirá alguien con baja autoestima, y a otro con exceso de autoestima. El secreto del éxito está en el equilibrio dentro de la medida de lo posible, porque está claro que es difícil mantener un equilibrio perfecto y todos somos diferentes.

En aquellas casas donde el niño no rasca bola, pero la niña está obligada a hacer las tareas domésticas, la niña lo tendrá más complicado para todo y disfrutará de menos tiempo libre. Las mujeres educadas en ese ambiente, salvo raras excepciones, considerarán como normal servir a los hombres a la antigua usanza, y en la sociedad en que vivimos, donde en una pareja trabajan los dos, serán las que carguen con la casa, trabajando fuera y dentro. Por contra, los hombres educados en ese ambiente, vivirán como reyes sin dar un palo al agua en casa, también salvo excepciones que suelen confirmar la regla.

Seguro que me dejo muchas actitudes paternas que causan "nudos" y condicionan la vida. Pero ahora mismo, y con el retraso que llevaba en esta entrada no se me ocurren más, así que si a alguien se le ocurre alguna, que la aporte.

Tras el tocho, toca música. Esta vez le toca el turno a Mark Knopfler, en su tema "The Long Road" de la Banda Sonora Original de la película CAL, en una composición con unas imágenes que quitan el hipo y alegran el espíritu (los primeros 3 o 4 minutos, el resto para mi gusto es soso y repetitivo):

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