miércoles, 27 de mayo de 2009

Sleeper Cell y El afgano

He acabado esta serie la semana pasada y tengo que decir que me ha encantado. Su título, traducido al cristiano es “Célula durmiente”. Ya se que a algunos os parecerá absurdo que traduzca los títulos, que acceso al wordreference tiene todo el mundo, pero os sorprenderíais de lo vagos que podemos llegar a ser.

Pues bien, la denominación “célula durmiente”, si pasamos de biología y de otros campos donde pueda hipotéticamente tener algún significado se utiliza para designar a pequeños grupúsculos de terroristasLeer más... que pasan desapercibidos y viven con normalidad hasta el momento en que actúan.

Antes de verla leí el libro “El afgano” de Frederic Forsyth, y debo reconocer que quizás la lectura de este me haya influido a la hora de juzgar esta serie de forma muy positiva, aunque las historias de uno y otro poco o nada tienen que ver excepto de que van de terrorismo islamista, y consisten en personas de las fuerzas del orden infiltradas entre miembros terroristas de Al Qaeda.

No obstante, prescindiendo de la historia que describen, el libro y la serie tienen cosas en común, En ambos casos el tema se sitúa después del 11S, cuando el tema del terrorismo de Al Qaeda ya preocupa y mucho en occidente y también en ambas se vislumbra que la peor amenaza es aquella que no puedes identificar.

Buscando fondo al asunto, más allá de lo que es la película o el libro de acción, cada uno con sus características y matices, yo me quedé con dos cosas: Lo complicada que es la vida para los espías infiltrados (tiene que haber un montón, todavía hace poco desarticularon una de estas células en Nueva York, que pretendían atacar dos sinagogas y dos aviones militares. Ver AQUI).

Y como héroes anónimos que nunca tendrán un homenaje ni un reconocimiento público por su trabajo, hacen de su vida una porquería, prescinden de vida familiar y privada para que los que nos levantamos por la mañana sin conocer muchos de los peligros a que nos enfrentamos vivamos un poco más seguros.

Y la segunda, y más importante, es como algo que puede ser inocuo puede pervertirse hasta el extremo de resultar, no solo peligroso, sino letal. Me refiero a las religiones, en este caso la musulmana, aunque fundamentalistas hay en todas partes. Religiones, pseudoreligiones, pseudociencias… Se suelen aprovechar del escaso coeficiente intelectual del personal, de su baja autoestima y de la necesidad de adorar a lo que sea, bien sea un Dios, un líder o una “causa”.

En el caso de la serie y del libro, versículos del Corán son interpretados a gusto del consumidor (tu enfoque determina tu realidad) con el objeto de justificar el asesinato masivo de inocentes, y son obviados aquellos que predican la no violencia o el amor al prójimo. A veces pienso en los terroristas suicidas, y dejando atrás el horror, la tragedia y la devastación que provocan, me causa hilaridad el que no se vayan a despertar en otra vida. Pero más aún me la produce si resulta que tienen razón, existe el cielo y el infierno, y teniendo en cuenta el sufrimiento que han causado se pasan la eternidad soportando piñas en el trasero en el infierno, y sin aquellas 72 "vírgenes" prometidas. A ver a quien van a reclamar entonces… Porque aquellos que les llevaron allí también tendrán sus propias piñas.

Y esto no es aplicable solamente al extremismo islámico. Como dijo alguien que yo me se… “Hay otros…..”

Lo dicho, serie muy recomendable y libro más aún.

1 comentarios:

Pilistruski dijo...

Interesante. La tengo apuntada, quizás alomejor algún día...